Recuerdo hace tan sólo unos 10 años cuando, los que viajábamos mucho (yo me he ganado la vida durante muchos años sobre el asfalto), esperábamos a que en el mes de noviembre o diciembre se pusiese a la venta la Guía Michelín "corregida y actualizada", se corría la voz e íbamos a la primera estación de servicio que veíamos y pagábamos religiosamente unas 5.000 cucas (de las rubitas). Cuidado que nos hemos vuelto comodones y exquisitos (yo el primero), amén de lo difícil que supone ahora pensar en gastarse un sólo euro por algo que, a lo mejor, podemos bajarnos de internet.
Esta primavera invernal me está afectando a las meninges, creo...
